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Poemas eróticos que harán temblar tus piernas

  • Cultura Colectiva
  • 20 nov 2017
  • 5 Min. de lectura

Los poemas son la manifestación de la belleza que con la palabra buscan

generar un sentimiento estético. El erotismo, seduce y excita; combinación perfecta.

Conocer el pasado nos permite saber en dónde estamos y hacia dónde vamos, de dónde venimos y quiénes somos. Pues ignorar la historia de nuestro mundo ocasionaría que camináramos con los ojos vendados. Al igual que la historia, la palabra escrita es fuerte porque documenta y nos habla de sucesos que de otra manera nos sería imposible conocer. Pero dentro de la palabra escrita se encuentra la preciada literatura. Ésta es capaz de mostrarnos la realidad del ser humano, pues aunque se traten de ficciones, se refleja lo que hay en un país. Pensamientos fuertes que se traducen en una combinación de letras, palabras y oraciones que conforman párrafos, páginas y quizás libros.

Como resultado de la inspiración del ser humano surgen temas de todo tipo. La literatura entonces no se encarga exclusivamente de dar a conocer el pasado, sino de criticar y mostrar una postura ante la vida; una que puede ser política, religiosa o de carácter erótico.

La literatura erótica puede ser considerada por muchos como algo que se debe mantener en secreto. Es por eso que para algunos ha estado reservada a la habitación, a aquellos rincones en los que se puede cerrar la puerta para que nadie sea testigo de lo que se lee. Pero la realidad es que el erotismo es parte fundamental de la existencia humana. Y la que para muchos ha sido guardada como una lectura de la oscuridad en realidad cobró gran importancia durante un periodo de iluminación.

Autores de la talla de Voltaire, Montesquieu y Diderot exploraron un nuevo género que surgió durante el siglo de las Luces en Francia: la literatura erótico-filosófica francesa. Más tarde surgieron personajes como el famoso Marqués de Sade, quien no tardó en escribir sobre temas eróticos que podían causar gran felicidad en las habitaciones. Todo tiene una relación; y los hechos históricos definen en gran medida las obras de los hombres. Entonces podemos decir que la literatura no sería la misma si no se hubieran vivido ciertos periodos, muchos de ellos difíciles.

El Siglo de las Luces fue un periodo clave para la literatura erótica e incluso pornográfica. Durante esta nueva época, un gran número de filósofos y escritores se dieron a la tarea de buscar la felicidad máxima; y ésta la encontraron en Eros.

Por supuesto que el amor se convirtió en uno de los temas centrales de las discusiones, pero en su compañía estaban los excesos. Disfrutar el momento y ser feliz fue la preocupación de muchos, por lo que surgieron las nouvelles eróticas. Este género era un tanto frívolo, pero por lo mismo fue aprovechado por filósofos para mostrar sus opiniones sobre el mundo [1]. La pornografía entonces se utilizó como medio de crítica y sátira social, muchas veces con la finalidad de criticar a la Iglesia Católica.

En el siglo XIX surgió el Romanticismo. En esta corriente hubo un equilibrio un tanto lo permisible y lo prohibido, por lo que se disminuyó en gran medida la obscenidad de épocas anteriores. Y en el Reino Unido durante la época victoriana, los textos eróticos cobraron gran fuerza.

Con el tiempo han surgido diversos textos, algunos un poco más sutiles que otros que han sido bastante polémicos. No importa de qué tipo o en qué época, la literatura erótica siempre ha estado presente y ha sido parte de la humanidad. Como parte de la literatura surgen los poemas; manifestación de la belleza que por medio de la palabra buscan generar un sentimiento estético.

Así, hablar de erotismo y poesía parece tener sentido; ambos pueden evocar a algo bello y humano. Pues como dijo Octavio Paz: "Erotismo y poesía: el primero es una metáfora de la sexualidad, la segunda una erotización del lenguaje".

"Revelaciones"

Alejandra Pizarnik

En la noche a tu lado

las palabras son claves, son llaves.

El deseo es rey.

Que tu cuerpo sea siempre

un amado espacio de revelaciones.

"Hormigas"

Ramón López Velarde

A la cálida vida que transcurre canora

con garbo de mujer sin letras ni antifaces,

a la invicta belleza que salva y que enamora,

responde, en la embriaguez de la encantada hora,

un encono de hormigas en mis venas voraces.

Fustigan el desmán del perenne hormigueo

el pozo del silencio y el enjambre del ruido,

la harina rebanada como doble trofeo

en los fértiles bustos, el Infierno en que creo,

el estertor final y el preludio del nido.

Mas luego mis hormigas me negarán su abrazo

y han de huir de mis pobres y trabajados dedos

cual se olvida en la arena un gélido bagazo;

y tu boca, que es cifra de eróticos denuedos,

tu boca, que es mi rúbrica, mi manjar y mi adorno,

tu boca, en que la lengua vibra asomada al mundo

como réproba llama saliéndose de un horno,

en una turbia fecha de cierzo gemebundo

en que ronde la luna porque robarte quiera,

ha de oler a sudario y a hierba machacada,

a droga y a responso, a pabilo y a cera.

Antes de que deserten mis hormigas, Amada,

déjalas caminar camino de tu boca

a que apuren los viáticos del sanguinario fruto

que desde sarracenos oasis me provoca.

Antes de que tus labios mueran, para mi luto,

dámelos en el crítico umbral del cementerio

como perfume y pan y tósigo y cauterio.

Fotografía por David Hamilton

"Marabunta"

Alberto Ruy-Sánchez

Cuando te miro

me crece

un ejército de hormigas.

Avanza rumoroso por mis manos.

Me estira la piel.

Se anuncia, no me deja.

Desde mis piernas respiran

un aire diminuto, entrecortado.

Desde el fondo

de mi vientre

presienten la obscuridad

más húmeda

del tuyo.

Como un sol negro

las hipnotizas.

Te huelo y

mis hormigas

se trastornan,

se tambalean.

Te toco

¿o sueño que te toco?

y corren enloquecidas.

Desde el fondo

de mi sangre

apresuradas,

sueñan

que hunden sus dientes

en tu carne,

y en la mordida sienten

tu parpadeo.

Crece en el aire

la anchura palpitante

de labios largos

entre tus piernas,

enrojecidos.

Tu más bella flor

carnívora

saborea sin cesar

el paso tenaz

demorado y repetido

de todas mis hormigas.

Adentro

te descubro

hecha de hormigas negras

desquiciadas,

tan necias como las mías.

En el espejo doble

de hambre y sed

y sed y hambre

que ilusamente llamamos

nuestros cuerpos,

tus hormigas y las mías,

se topan boca a boca.

Se reconocen o se imitan,

se devoran o se extravían

confundidas

entre tantas hormigas

tan mordidas.

"Lucía Martínez"

Federico García Lorca

Lucía Martínez.

Umbría de seda roja.

Tus muslos como la tarde

van de la luz a la sombra.

Los azabaches recónditos

oscurecen tus magnolias.

Aquí estoy, Lucía Martínez.

Vengo a consumir tu boca

y arrastrarte del cabello

en madrugada de conchas.

Porque quiero, y porque puedo.

Umbría de seda roja.

"Moderna"

Alfonsina Storni

Yo danzaré en la alfombra de verdura,

ten pronto el vino en el cristal sonoro,

nos beberemos el licor de oro

celebrando la noche y su frescura.

Yo danzaré como tierra pura,

como la tierra yo seré un tesoro,

y en darme pura no hallaré desdoro,

que darse es una forma de la Altura.

Yo danzaré para que todo olvides

y habré de darte la embriaguez que pides

hasta que Venus pase por los cielos.

Más algo acaso te será escondido,

que pagana de un siglo empobrecido

no dejaré caer todos los velos.

"Oración"

Juan Gelman

Habítame, penétrame.

Sea tu sangre una con mi sangre.

Tu boca entre mi boca.

Tu corazón agrande el mío hasta estallar...

Desgárrame.

Caigas entera en mis entrañas.

Anden tus manos en mis manos.

Tus pies caminen en mis pies, tus pies.

Árdeme, árdeme.

Cólmeme tu dulzura.

Báñeme tu saliva el paladar.

Estés en mí como está la madera en el palito.

Que ya no puedo así, con esta sed

quemándome.

Con esta sed quemándome.

La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.

 
 
 

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“Un intelectual es una persona que ha encontrado algo que es más interesante que el sexo”​

 

—  Aldous Huxley

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